jueves, 13 de enero de 2011

AD CERRO DE REYES 0 - 0 CD GUADALAJARA

Un punto obrado por San Matías
El meta del Cerro paró un penalti a cinco minutos del final y arrebató el balón de los pies a Aníbal cuando encaraba la portería



El de ayer (0-0) fue un partido de detalles. Carente de brillantez y de quilates, la técnica se reservó para situaciones puntuales en un césped que no invitaba a frivolidades. Tampoco hubo dureza, hasta la segunda mitad el colegiado no mostró ninguna amarilla. El miedo, o su versión eufemística llamada respeto, se apoderó de ambos.
Optaron por alejar el peligro de su territorio y aprovechar alguna contra, pero sin asumir riesgos. La propuesta imperante fue conservadora y el fútbol se resintió. Fue un choque anodino, de trincheras y muy físico. En esa faceta estuvo más entero el Guadalajara, con una marcha de aceleración más, aunque sin excederse.
Los cerristas dieron síntomas de mejoría. Se desatascó la zaga, se liberó de efectivos y se abrió más el campo. Las líneas se articularon más juntas y eso facilitó las transiciones que ganaron en fluidez y precisión. Stoeten tuvo más presencia en la construcción y trató de retener la posesión para habilitar los desmarques de sus compañeros. Las bajas obligaron a Mario Luna a convocar a dos juveniles, Parri y Emilio, y a dar entrada en el once a Roberto, casi inédito esta temporada.
El ex del CD Badajoz estuvo participativo, bregó, apoyó a Torres en la presión y tuvo una ocasión clara para marcar, pero fue muy intermitente y fue sustituido. El Cerro retornaba a sus orígenes de esta campaña y recuperaba el 4-2-3-1. Volvía a la pareja de centrales, con dos laterales clásicos, aunque con un inquilino atípico, Kevin, que ocupó el flanco zurdo. Una decisión controvertida, ya que Santi Cezón se quedó en el banquillo.

Pero sobre todas las novedades emergió la figura de Matías, con su peculiar indumentaria rosa, reaparecía para custodiar el arco cerrista tras cuatro partidos de ausencia. Unas molestias le apartaron de la titularidad y ayer era el día de su redención.

El campo pesado, con un terreno irregular, configuró un ritmo lento y un juego estático, que no les incomodó. Atenazados y a la expectativa el reloj corría y las porterías no aparecían en escena. En el primer cuarto de hora, únicamente la ejecución de una falta por parte de Ernesto en el balcón del área obligó a intervenir a Matías. Pero poco más.

Las opciones de estrategia, los rechaces, segundas jugadas y balones aéreos, eran la piedra angular y el nimio resquicio ofensivo mediante el que desnivelar el envite. Las indecisiones, esféricos divididos, entregas en corto, el achique atrás, la falta de profundidad y desbordes, caracterizaron un choque trabado y con muchas interrupciones. Los equipos dirigidos por Carlos Terraza suelen manejarse a la perfección en estos panoramas.

Y así fue. Porque el Guadalajara lejos de precipitarse fue dando pasos casi imperceptibles hacia adelante, coincidiendo con el desgaste de los cerristas que no sufrieron momentos de agobio, pero los visitantes si asfixiaron su salida del balón.
Hasta el minuto 23 no trenzaron una jugada con cariz ofensivo. Una asistencia al primer toque de Golo abrió una autopista por la banda izquierda a Patri cuyo centro no encontró rematador. Las triangulaciones rápidas se han convertido en un recurso en peligro de extinción en el José Pache y el delantero vasco demostró que es una de las claves del éxito de cualquier ataque.
El Cerro funcionaba por ráfagas. Acto seguido, Torres frenaba su carrera tras un pase largo desde la defensa para evitar el fuera de juego y Roberto aprovechaba la indecisión de los zagueros rivales para trazar una diagonal en el vértice derecho del área. Su disparo fue algo inocente.


Patri oscilaba hacía el centro buscando contactar con el balón y dejaba el carril a Kevin, que no se prodigó en las subidas, pero pese a estar fuera de su posición natural el francés cumplió.
En el Guadalajara, Iván Moreno era el más incisivo aunque no consiguió asociarse con Aníbal. Juan Carlos, una vez más, estuvo insuperable por alto, atento en la marca, se anticipó y sofocó los escasos fuegos que se declararon en la zaga.
Sin embargo, un error al medir el bote en un desplazamiento en largo de los alcarreños estuvo a punto de enturbiar su impecable partido. Pero apareció Matías. Cuando Aníbal tenía el disparo franco para adelantar a los suyos, el arquero argentino, seguro, valiente y decidido, taponó todos los espacios y arrebató la pelota de los pies al delantero con absoluta limpieza.

El homólogo de Juan Carlos, David Fernández, fue un escudero perfecto para los suyos, se multiplicó en la contención, encimó hasta la extenuación a Golo y Torres, y en el corte tuvo la precisión de un cirujano. En el minuto 63 el extremo murciano Nico salió al campo y revolucionó el choque. Fue el único capaz de aportar velocidad a un parsimonioso encuentro. Gracias a su presencia y a la amenaza que suponía para los blanquiazules los locales se replegaron.

Gol anulado
Pero el fútbol es paradójico e imprevisible y en los instantes de más apuros llegó la oportunidad cerrista para llevarse la victoria. Kevin botaba una falta desde la derecha, Golo prolongaba de cabeza y Torres, libre de marca, remachaba a la red en el segundo palo. El asistente de López Puerta levantó el banderín y señaló fuera de juego, algo dudoso.

Mario Luna decidió mover un mermado banquillo y dar entrada a Emilio, un juvenil con perfil de extremo, que asumió el rol de ariete desplazando a Torres a la banda. Pero el ataque blanquiazul no volvió a dar señales de vida.
Mientras, Nico continuaba con su recital. No culminaba sus internadas pero generaba situaciones claras de cara al marco rival. En una de ellas fue derribado en el área y, aunque el murciano buscó deliberadamente el contacto, el colegiado señaló penalti. Quedaban apenas unos minutos para el final y la capacidad de reacción pacense se antojaba utópica.

El capitán Javi Soria asumió la responsabilidad. Matías, con pasmosa tranquilidad, frotó sus guantes, se agazapó levemente en el centro simétrico de la línea de gol, escrutó la mirada del lanzador, descifró su intención y su vuelo se interpuso en la trayectoria del disparo que repelió con ambas manos evitando, además, la posibilidad de rechace. Se consagró, de nuevo, tras un lanzamiento desde los once metros como ya hiciera en el Nuevo Vivero ante el Badajoz. Un punto, un milagro obrado por San Matías.



CERRO 0 GUADALAJARA 0

EL DETALLE
En la grada estuvo el actual entrenador del Jerez CF, Agustín Izquierdo, que podría recalar en la disciplina blanquiazul en las próximas semanas.
-Cerro de Reyes: Matías, Pereyra, Kevin, Juan Carlos, Gorka, Fran Miranda, Stoeten, Roberto (Emilio 66), Patri, Golo y Torres.
-Guadalajara: Saizar, Cerrudo, Javi Barral, David Fernández, Oinatz, Javi Soria, Oya, Badía (Nico, 63), Iván Moreno, Ernesto y Aníbal.
-Árbitro: López Puerta (colegio madrileño), amonestó a Gorka, Juan Carlos, Stoeten y Golo, en el Cerro, y a Iván Moreno en el Guadalajara.
-Incidencias: Unos 500 espectadores en el José Pache. Gonzalo, que por unas molestias era duda para el partido, prefirió no ser convocado y se lo comunicó a Mario Luna.




LUNA: «Nos faltó el delantero centro»
«Hicimos méritos para llevarnos los tres puntos. Pudimos ganar por el gol que nos anularon y también perder por el penalty que fallaron. La diferencia que hay en la clasificación no se corresponde con lo que se ha visto hoy». Mario Luna se mostró satisfecho a medias por el resultado tras lo acontecido en el césped. Respecto al cambio de sistema, aclaró que fue una decisión supeditada a las bajas. «Nos tenemos que adaptar a los futbolistas con los que contamos cada semana, si no tengo fuerza arriba es imposible tener equilibrio en defensa». Luna coincidió en que la ausencia de un nueve nato mermó la capacidad de los cerristas arriba. «Era un partido para jugar por banda porque ellos acumulan hombres en el centro. Pero nos faltó el delantero centro (Gonzalo), porque tenía molestias en el gemelo.
FOTO DEL PARTIDO


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[HOY.ES 10-I-11]

domingo, 9 de enero de 2011

AD CERRO DE REYES 1 - 3 CD LEGANES

El Cerro se hace el haraquiri
Los tres goles vinieron propiciados por errores defensivos que sentenciaron el partido en la primera mitad



Volvieron a dispararse en un pie. Los tres puntos volaron del José Pache en un suspiro (1-3). En media hora los pacenses ya habían encajado dos goles y el tercero llegó antes del descanso. El partido duró 45 minutos, la segunda mitad fue un mero trámite.

Concentración, intensidad, estabilidad... el antídoto para neutralizar unos errores que comienzan a enquistarse es un misterio. Los cerristas salen atenazados, imprecisos y nerviosos, exactamente los ingredientes de un cóctel explosivo cuya onda expansiva suele ser letal. Y lo fue.
El Leganés tuvo oficio, experiencia y las dosis justas de calidad. Abrió el tarro de las esencias en momentos puntuales con Nakor, Tonino, Tacón y Arruabarrena como póquer de ases. Los cuatro hilvanaron lo suficiente para desequilibrar un choque que pronto quedó decantado.

No hubo un dominio arrollador, los porcentajes de posesión no eran demoledores, los pepineros no acorralaban en su área a los locales, ni siquiera Fuentes sufrió excesivos apuros, pero el esquema cerrista no funcionó y no se ajustó a las características del rival.

Mario Luna volvió a apostar por tres centrales y dos hombres en banda con plena libertad, Fran Miranda incrustado en la zaga, Jorge Zafra y Stoeten en la media, con Golo de enganche y Torres en punta. Es decir, calcó el planteamiento del choque ante el Atlético B (2-0 para los pacenses).
En aquel encuentro los carrileros pasaron desapercibidos por la escasa proyección de los extremos colchoneros, inoperantes. El filial atlético centraba su juego en explotar las virtudes de sus futbolistas interiores. Precisamente en este factor residió la diferencia que hundió ayer a los cerristas.
Porque el Leganés sí que percutió por las bandas. Tacón y Tonino fueron puñales y desmembraron el entramado defensivo de un Cerro excesivamente protegido en el centro de la zaga y muy vulnerable por los costados.

Patri se encargó del ala izquierda y de ahí brotaron muchos de los males que sufrieron los cerristas. El extremeño se vio desbordado, alejado de su posición natural. Donde luce el donbenitense su potencial es a escasos metros del área rival. El desborde, habilidad, regate y precisión en el centro son sus armas, pero defensivamente carece de las condiciones para rendir en esos menesteres.
Fue incapaz de taponar las acometidas de su par y perdió varios balones conduciendo en exceso en zonas comprometidas. Improvisadamente tuvo que asumir conceptos tácticos ajenos a su fútbol y sufrió un auténtico calvario.

Una pérdida suya en la salida del balón le obligó a enmendar su fallo cometiendo una falta para frenar una ocasión clara de gol. Era el minuto 18. El centro de Tonino lo remataba de cabeza Bayón que se anticipó desde atrás a la nutrida defensa local, 0-1.
Kevin, Gorka y Juan Carlos, por su corpulencia y estatura, parecía que garantizaban la custodia del espacio aéreo cerrista, pero la pasividad en el marcaje puso el primer clavo del ataúd pacense en este choque.

El segundo pudo llegar un minuto después. Tacón recibía un pase de Arruabarrena entre líneas en la frontal del área y batía a Fuentes en el mano a mano. El árbitro decretó fuera de juego. El delantero visitante parecía en posición legal, pero la discutible apreciación del colegiado sólo retrasó el desenlace de los acontecimientos unos minutos.

Los intentos blanquiazules en ataque eran fútiles y casi nulos. La escisión entre el bloque de contención y los hombres de creación era abismal y Stoeten se afanaba en pisar el esférico, aguantar la posesión y buscar un espacio que nunca surgía.
El Leganés se replegaba, achicaba espacios y aprovechaba las concesiones de su rival, que no tardaban en llegar. Stoeten no atina a controlar un balón dividido en la medular. Tacón lo aprovecha para servir en profundidad a Tonino que culmina una triangulación de manual con una perfecta vaselina aprovechando la media salida de Fuentes, 0-2, minuto 32. Se repite la historia.

Concatenación de despropósitos atrás y el rival aprovecha las concesiones. Porque el Leganés no desplegó un fútbol vistoso. Su propuesta fue valiente ni atractiva, pero dieron una lección táctica. Gozaron de superioridad en todas las facetas y convirtieron los argumentos estratégicos del Cerro en un filón para doblegarles.
Sólo Jonay en el lateral izquierdo estuvo desacertado en el cuadro pepinero, merced al recital de entrega, profesionalidad y coraje de Torres, que brilló con luz propia en la penumbra blanquiazul, poniendo aprietos al defensa canario.

Y es que sólo el ariete madrileño y Rubén González, omnipresente en el apoyo ofensivo y disciplinado en labores de destrucción, se salvaron de la quema. Pero Torres carecía de un aliado en la punta, alguien con quien asociarse y que rematara sus incansables internadas por la banda que no encontraban destinatario. Gonzalo no saldría hasta el minuto 73.

El descalabro tuvo un capítulo más antes del descanso, que a la postre fue la conclusión psicológica del choque. Kevin se confía al iniciar jugada, Nakor le arrebata la pelota, asiste a Arruabarrena en el vértice del área y el pichichi de la categoría no perdona poniendo la puntilla y finiquitando el duelo, 0-3 y nuevo haraquiri del Cerro.


Maquillar el resultado

La derrota era incontestable, los méritos del Leganés indudables, pero la clave fue una vez más la fragilidad anímica cerrista sacudida por demasiados avatares.
Más por casta y orgullo que por convicción, el conjunto pacense no bajó los brazos y en la segunda parte intentó maquillar el resultado, pero sobre todo la imagen ofrecida.
Sin embargo,
con siete hombres en labores defensivas y un Leganés minimizando riesgos con la inercia del resultado, Falcón apenas tuvo que intervenir, salvo en aislados destellos de Torres. Sorprendía que en la reanudación Mario Luna no decidiera hacer cambios ni pusiera a nadie a calentar hasta pasado un cuarto de hora. El revulsivo era necesario y la opción más lógica era Gonzalo. El argentino no tuvo tiempo de intervenir. Las oportunidades más claras salieron siempre de las botas de Torres. Tras una pared con Golo, le gana la carrera a Jonay y su disparo, muy forzado, se marcha rozando el palo derecho de Falcón.

El ex del Puertollano merecía la recompensa del gol a su trabajo y al dispendio físico. El tanto llegó y fue una pincelada del porvenir que atesora. Recuperó el balón, recortó a su marcador, se habilitó la posición, abrió el ángulo y la coló por la cepa del poste. A pesar de que corría el minuto 91 y únicamente era para la galería, lo celebró con rabia, enfurecido, con los puños cerrados y con un grito buscando la complicidad del banquillo, queriendo reivindicar la voz del vestuario.



CERRO 1 LEGANÉS 3

-Cerro de Reyes: Fuentes, Rubén, Kevin, Juan Carlos, Gorka, Patri (Gonzalo, 73), Fran Miranda, Stoeten, Jorge Zafra, Golo y Torres.
-Leganés: Falcón, Jonay, Mario, Bayón, Ortega, Zazo (Tetteh, 63), Guille (Óscar, 77), Nakor, Tacón (Guzmán, 86), Tonino y Arruabarrena.
-Goles: 0-1, Bayón, min. 18. 0-2, Tonino, min. 32. 0-3, Arruabarrena, min. 41. 1-3, Torres, min. 91.
-Árbitro: Pino Blanco (colegio andaluz). Amonestó a Jorge Zafra, Stoeten, Gorka y Patri, en el Cerro, y a Bayón, Guille y Jonay, en el Leganés.
-Incidencias: Unos 450 espectadores en el José Pache. Una decena de aficionados del Leganés se desplazaron hasta el campo cerrista.
EL PÚBLICO
La medida de permitir la entrada gratis a los aficionados no tuvo tanto éxito como ante el Atlético B, pero las gradas del José Pache presentaron un buen aspecto.



LUNA «No destacaría nada negativo del equipo hoy»

«Los primeros 25 minutos de partido han sido muy parejos, estábamos muy metidos, pero este tipo de campos tiene eso, que quien se adelanta primero tiene mucha ventaja». Mario Luna resumía la primera parte recordando las jugadas a balón parado que han vuelto a costar caro, aunque elogió la entrega y sacrificio de sus pupilos. «Hemos tenido un error puntual en estrategia. No podría resaltar nada negativo de mi equipo hoy, no han bajado los brazos y han sabido estar».
FOTO DEL PARTIDO

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